sábado, 30 de junio de 2012

Las palabras detrás del silencio

La vida me a enseñado a callar, a ser prudente y saber cuando tienes que hablar. Nunca es bueno decir mucho, pero tampoco lo es callarlo todo. Estos últimos meses me he hundido en la reflexión sobre todo lo que me ha sucedido y el por venir.

Tras salir por fin de todo este remolino de sucesos desafortunados y retos de vida difíciles he podido tomar un largo respiro para poder así esperar el veredicto final de esta larga lucha de casi ya año y medio. Es así como he decidido guardarme en mis pensamientos, en los recuerdos y el análisis retrospectivo de todo lo sucedido. 

Tuve que esperar casi mes y medio para poder realizarme el segundo PET, había una larga lista de espera y eso sólo logró alargar esa incertidumbre que vive un veterano del cáncer cada que tiene que agendar las citas para sus check-ups periódicos. Por lo general se siente mucho miedo y preocupación, para mi se reducía en poder hacer mis sueño realidad, el poder convertir mis fervientes deseos de seguir viviendo sana. Claro que tenía miedo y mucho, pero quien no lo tendría cuando sabes que todas las cosas hermosas que ahora tienes te las pueden quitar, cosas que son también las que te motivan a seguir adelante y luchar al pie del cañón.

Toda la semana antes de mi PET, que estaba agendada para el Sábado 9 de Junio, me la pasé muy nerviosa y dispersa. Contaba los días, las horas, los segundos hasta encontrarme una vez más en esa sala de espera en la Facultad de Medicina de la UNAM. Los resultados me los darían 3 días después, el miércoles tenía que llamar en la mañana para confirmar que estuvieran listos y pudiera ir a recogerlos. Fueron 3 días muy largos llenos de ansiedad y resignación. Era mi vida la que se estaba definiendo en esos momentos, era el saber si iba a poder casarme, formar una familia, terminar mi libro, hacer mi fundación o simplemente poder seguir disfrutando los atardeceres de Octubre. 

Llegó el día ese miércoles tan esperado. Llamé a las 7:30 de la mañana, una voz femenina me confirmaba que en efecto se encontraban listos mis resultados y en ese momento sentí que toda esa pena que venía cargando días anteriores se iban con el aire frío de esa mañana. Por fin me sentía tranquila porque fuera lo que fuera esa misma tarde lo sabría. Mis padres se encargaron de ir a recogerlos y por ahí de las 4 de la tarde recibí una llamada de mi madre que casi sin darme tiempo de preguntarle como estaba me dijo lo siguiente:

"Ya recogimos tus resultados y ya abrí el sobre. Salió negativo"

Así fue, sin pausas dramáticas y sin darme tiempo de respirar. Me levanté de mi escritorio, no podía creer lo que había escuchado. Todavía incrédula le pregunté "¿Es en serio? ¿Todo salió bien?" a lo que ella contestó que me veía muy nerviosa y ansiosa; entonces quería que por fin me relajara. En el momento que colgamos fui al baño y me encerré ahí a llorar, llorar de felicidad. Saltar y sonreír con lagrimas en los ojos mientras miraba el techo buscando el cielo, buscando a ese señor que llaman Dios para poder agradecerle la oportunidad de poder hacer todo lo que deseo realidad.


Así se ve una buena noticia cuando se tuvo cáncer. No saben lo hermoso que se siente leer esas palabras y verlas y no creerlas. Leerlas una y otra vez para cerciorarte que de verdad esa horrible enfermedad no esta más dentro de ti.


A veces envidio a la gente que no tiene que preocuparse por ir a médicos, que pueden tomar lo que quieran, que pueden comer lo que sea y que nunca van a tener detrás de sus cabezas una pequeña vocecita que te recuerde que en ti cargas las posibilidades de una recaída. Pero esa sensación me dura sólo unos momentos porque de verdad no cambiaría nada de lo que me a pasado, absolutamente nada. Es muy triste que tenga que pasar algo tan horrible para poder apreciar la vida y poder despertar con una tonta sonrisa todas las mañanas por el simple hecho de poder abrir los ojos un día más, que tus cumpleaños sean fiesta nacional por el simple hecho de representar un año más de haber superado victoriosa esta enfermedad. 

Para todas las personas que están en este momento pasando por un tratamiento para el cáncer o un reciente diagnostico, quiero que sepan que si se puede. Es un camino largo y muy difícil; pero cuando llegan estas hermosas noticias y puedes ver la cara de emoción y felicidad de tus doctores, sabes que todo ha valido la pena. 


Mucha fuerza y muchos pensamiento positivos. Porque los guerreros nunca nos daremos por vencido.

-P-